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Apóstoles de DEVOCIONES Y PROMESAS

El 18 de julio de 2009 he creado este grupo de Apóstoles de DEVOCIONES Y PROMESAS, que tendrá la tarea de difundir la página www.devocionesypromesas.com.ar y todo su contenido, para gloria de Dios y bien de las almas.

Y el 3 de diciembre de 2009, día de San Francisco Javier, Patrono de las Misiones, asigno también a este grupo la tarea de difundir folletos con distintas devociones que enviaré gratuitamente a los miembros, para que los propaguen donde les parezca conveniente.

Leamos el siguiente relato de Jesús en la Obra de María Valtorta, que parece escrito para esta misión:

Primera lección a los discípulos en Nazaret, en un olivar

Veo a Jesús con Pedro, Andrés, Juan, Santiago, Felipe, Tomás, Bartolomé, Judas Tadeo, Simón y Judas Iscariote y el pastor José, saliendo de su casa y yendo fuera de Nazaret, a las afueras, a un tupido olivar. Dice:

-Venid en torno a mí. Durante estos meses de presencia y de ausencia os he sopesado y estudiado. Os he conocido, y he conocido, con experiencia de hombre, el mundo. Ahora he decidido enviaros al mundo. Pero primero debo instruiros, para haceros capaces de afrontar el mundo con la dulzura y la sagacidad, la calma y la constancia, con la conciencia y la ciencia de vuestra misión. Usaré este tiempo de furor solar, que impide toda larga peregrinación por Palestina, para vuestra instrucción y formación como discípulos. Como un músico, he percibido lo que en vosotros desafina, y me dispongo a entonaros para la armonía celeste que tenéis que transmitir al mundo en mi nombre. Retengo a este hijo (y señala a José), porque a él le delego el encargo de llevar a sus compañeros mis palabras, para que también allí se forme un núcleo eficaz, que me anuncie; no un anuncio reducido al hecho de que Yo existo, sino con las características más esenciales de mi doctrina.

Como primera cosa os digo que es absolutamente necesario en vosotros amor y fusión. ¿Qué sois vosotros? Sois hombres de las más diversas clases sociales, de toda edad, y de los más distintos lugares. He preferido tomar a los vírgenes en doctrinas y cogniciones, para poder penetrar en ellos más fácilmente con mi enseñanza, y también porque - habiendo sido destinados para evangelizar a personas que se encontrarán en una absoluta ignorancia del Dios verdadero - quiero que, recordando la primitiva ignorancia, no sientan aversión hacia éstos, y, con piedad, los instruyan, recordando con cuánta piedad Yo los he instruido.

Percibo en vosotros una objeción: "Nosotros no somos paganos, aunque no tengamos cultura intelectual". No, no lo sois; pero vosotros - y sobre todo quienes entre vosotros representan a los doctos y los ricos - estáis dentro de una religión que, degenerada por demasiadas razones, de religión no tiene sino el nombre. En verdad os digo que son muchos los que se glorían de ser hijos de la Ley, pero de ellos ocho partes de diez no son más que idólatras que han confundido, entre nieblas de mil pequeñas religiones humanas, la verdadera, santa, eterna Ley del Dios de Abraham, Isaac, Jacob. Por tanto, mirándoos unos a otros, tanto vosotros, pescadores humildes y sin cultura, como vosotros, mercaderes o hijos de mercaderes, oficiales o hijos de oficiales, ricos o hijos de ricos, decid: "Somos todos iguales. Todos tenemos las mismas deficiencias y todos tenemos necesidad de la misma instrucción. Hermanos en los defectos personales o nacionales debemos, desde ahora en adelante, ser hermanos en el conocimiento de la Verdad y en el esfuerzo de practicarla.

Eso es, hermanos. Quiero que tales os llaméis y tales os veáis. Vosotros sois como una familia sola. ¿Cuándo prospera una familia?, ¿cuando la admira el mundo? Cuando está unida y se manifiesta concorde. Si un hijo se hace enemigo del otro, si un hermano perjudica al otro, ¿puede realmente durar la prosperidad de esa familia? En vano el padre de familia se esfuerza en trabajar, en allanar dificultades, en imponerse al mundo. Sus esfuerzos quedan sin resultado, porque los bienes se disgregan, las dificultades aumentan, el mundo se burla por este estado de lid perpetua que reduce corazón y patrimonio - que, unido, era potente contra el mundo - a un pequeño montón de pequeños, puntillosos intereses contrarios de que se aprovechan los enemigos de la familia para acelerar cada vez más su ruina. Nunca sea así entre vosotros. Estad unidos. Amaos. Amaos para ayudaros. Amaos para enseñar a amar.

Observad: incluso lo que nos circunda nos ilustra acerca de esta gran fuerza. Mirad esta tribu de hormigas, que acude toda hacia un lugar. Sigámosla y descubriremos la razón de la utilidad de que acuda hacia un punto… Mirad aquí: esta pequeña hermana suya ha descubierto, con sus órganos minúsculos y para nosotros invisibles, un gran tesoro bajo esta ancha hoja de achicoria silvestre. Es un pedazo de miga de pan que quizás se le haya caído a un campesino que haya venido aquí para cuidar sus olivos; a algún viandante que se haya detenido en esta sombra consumiendo su comida, o a un niño jubiloso sobre la hierba florecida. ¿Cómo hubiera podido por sí sola arrastrar hasta su casa este tesoro mil veces más voluminoso que ella? Ha llamado, pues, a una hermana y le ha dicho: "Mira, corre, rápido a decirles a las hermanas que aquí hay alimento para toda la tribu y para muchos días; corre, antes de que descubra este tesoro un pájaro y llame a sus compañeros y se lo devoren". Y la hormiguita ha corrido, afanosa, por las rugosidades del terreno, subiendo, bajando, entre guijas y hierbezuelas, hasta el hormiguero, y ha dicho: “Venid. Una de nosotras os llama; ha encontrado para todas, pero sola no puede traerlo aquí. Venid". Y todas, incluso las que - ya cansadas por tanto como han trabajado durante todo el día - estaban descansando en las galerías del hormiguero, han acudido; incluso las que estaban amontonando las provisiones en sus correspondientes celdas. Una, diez, cien, mil... Mirad... Aferran con las pinzas, levantan haciendo de su cuerpo un carrito, arrastran hincando las patitas en el suelo. Ésta se cae... la otra, allí, casi se lisia porque la punta del pan ha rebotado y la ha comprimido contra una piedra; ¿y ésta tan pequeñita? (una jovencita de la tribu): se detiene derrengada... pero, toma aliento y continúa. ¡Qué unidas están! Mirad: ahora las hormigas tienen completamente abrazado el trozo de pan, y el pan avanza, avanza; lentamente, pero avanza. Sigámoslo... Un poco más hermanitas, un poco más todavía y vuestra fatiga será premiada. Ya no pueden más, pero no ceden; descansan y luego continúan…Llegan al hormiguero. ¿Y ahora? Ahora al trabajo, para dividir en pequeños trocitos la miga grande. ¡Mirad qué trabajo! Unas cortan, otras transportan... Terminado. Ahora todo está a salvo, y, dichosas, desaparecen dentro de esa grieta, galerías abajo. Son hormigas, nada más que hormigas, y, sin embargo, son fuertes porque están unidas. Meditad en esto.

Hasta aquí el relato de Valtorta.

Saber más sobre la Obra de María Valtorta - CLIC AQUÍ

Pues bien, yo creo que soy como esa hormiguita chiquita que encontró la miga de pan, ese gran tesoro, que son todos los contenidos de esta página, las magníficas y celestiales devociones con promesas de Dios y de la Virgen, que realmente son de un valor infinito. Pero yo solo no puedo hacer mucho, sino que necesito ayuda para difundir este gran tesoro.

Por eso los llamo a todos los que quieran ser Apóstoles de DEVOCIONES Y PROMESAS para que me ayuden a difundir la página y las devociones que en ella se encuentran.

Para ello trataré, dentro de mis posibilidades, de enviarles material gratuito, por ejemplo folletos, y también emails con presentaciones de diapositivas y otros archivos para la difusión.

Así que anímense y háganse Apóstoles de esta página y de las devociones, que en definitiva es hacerse apóstoles de Jesús y María.

Si desea ser Apóstol de DEVOCIONES Y PROMESAS y difundir folletos con devociones, por favor SUSCRÍBASE AQUÍ, para comenzar a recibir novedades y material de difusión.

¡Viva Cristo Rey!

¡Viva María Reina!

 

 

 

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