El sitio www.devocionesypromesas.com.ar

ha cambiado a:

www.santisimavirgen.com.ar

Recuerde agregarlo a sus Favoritos

Ingrese aquí para ver esta sección en el nuevo sitio

 

 

Actualizado el lunes 28/MAR/11

(Sección especialmente dedicada para el Grupo ALMAS APOSTÓLICAS)

Mensaje sobre el apostolado

a) LA VIDA INTERIOR ABROQUELA EL ALMA CONTRA LOS PELIGROS DEL MINISTERIO EXTERIOR

Difficilius est bene conversari cum cura animarum propter exteriora pericula . Hemos hablado de este peligro en el capítulo anterior.

Mientras que el obrero evangélico que no tiene vida interior ignora los peligros que las obras llevan consigo, parecido al viajero inerme que atraviesa un bosque lleno de bandidos, el verdadero apóstol lo teme, y todos los días se arma de precauciones para evitarlos, por medio de un escrupuloso examen de conciencia que le descubre su flaco.

Aunque la vida interior no tuviese otra ventaja que la de hacerse cargo de los peligros, contribuiría a librarnos de las sorpresas del camino, porque peligro previsto es peligro medio evitado; pero su utilidad es bastante mayor. Es la armadura del hombre de obras. Induite armaturam Dei, ut possitis stare adversus insidias diaboli , con la cual el hombre no sólo resiste a las tentaciones, y evita las asechanzas del demonio: Ut possitis resistere in die malo, sino que santifica todos sus actos: Et in omnibus perfecti stare.

Le ciñe de la pureza de intención, con la cual concentra en Dios sus pensamientos, deseos y afecciones, y le impide extraviarse tras las comodidades, placeres y distracciones: Succinti lumbos vestros in veritate.

Le reviste de la coraza de la caridad, que le da un corazón viril y le defiende de las seducciones de las criaturas, del espíritu del siglo, y de los asaltos del demonio: Induite loricam justitiae.

Le calza con la discreción y la modestia, para que en todos sus pasos sepa armonizar la sencillez de la paloma y la prudencia de la serpiente: Calceati pedes in praeparatione Evangelii.

Si Satanás y el mundo intentan inducirle a error con sofismas y falsas doctrinas, o enervar sus energías en el cebo de máximas de relajación, la vida interior les opone el escudo de la fe, que hace brillar a los ojos del alma el esplendor del divino ideal: In omnibus sumentes scutum fidei in quo positis omnia tela nequissimi ignea extinguere.

El conocimiento de su nada, la solicitud por su salvación, la convicción de la propia y absoluta inutilidad sin el socorro de la gracia, y como consecuencia la oración instante y frecuente, tanto más eficaz cuanto más confiada, son para el alma un casco o yelmo de bronce, contra el cual se estrellan los golpes de la soberbia: Galeam salutis assumite.

Así, armado de pies a cabeza, el apóstol puede lanzarse a las obras sin temor, y su celo, inflamado en la meditación del Evangelio y robustecido con el Pan eucarístico, es la espada, con la cual lucha contra los enemigos de su alma y conquista una multitud de almas para Cristo: Gladium spiritus quod est verbum Dei.

(De "El alma de todo apostolado", Dom Chautard)

Si desea recibir estos mensajes por email, suscríbase a las Almas apostólicas haciendo CLIC AQUÍ