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María mediadora.
Todas las gracias nos vienen de Dios, por Jesucristo, a través de María, pues María es la medianera de todas las gracias. Y así como Ella nos obtiene y aplica las gracias que toma de Dios, así también Ella es la que presenta nuestros dones al Altísimo.
Si la Iglesia es como un cuerpo y Cristo es la Cabeza, entonces María Santísima es como el cuello de ese cuerpo, por donde se comunica la cabeza con los demás miembros, y éstos, a su vez, transmiten a la Cabeza.
Entreguémonos completamente a María, y no tengamos miedo de que nos falte algo en el caminar terreno, porque la Virgen es la Providencia Maternal, y tiene una despensa inagotable de gracias, como inagotable es el mismo Dios.
Siempre que nos dirijamos a Dios para pedirle algo, hagámoslo a través de María, pues esto es más perfecto y más humilde, y así seremos oídos con prontitud y benevolencia por el Señor.
¡Ave María Purísima!
¡Sin pecado concebida!
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